Son numerosos los vampiros que pertenecen a la tradición popular mexicana. Dos entre los más terribles y crueles que causan terror con tan solo nombrarlos son el Tlahuelpuchi y el chupacabras. En esta parte hablaremos solamente del Tlahuelpuchi.
Tlahuelpuchi
En el folklor rural de Tlaxcala trasmite la existencia del Tlahuelpuchi, una bruja vampiro que chupa la sangre de los bebes hasta que mueren. Puede ser macho o hembra, pero habitualmente la tradición popular se describe de género femenino por que se piensa que sea más despiadada y sedienta de sangre. Existen sobre ellos al menos un centenar de leyendas; en el pasado, a su maldad se le culparon las imprevistas muertes de bebes, debidas en realidad a aquella que hoy la ciencia llama el síndrome de la muerte de cuna o muerte blanca.
Al nacer, un Tlahuelpuchi no se puede distinguir de un bebe normal, pero las diferencias se manifiestan en la pubertad, cuando este horroroso ser advierte una incontrolable necesidad de tomar sangre humana, particularmente de bebes de ente 3 y 10 meses de vida, ya que son más nutritivos.
Tiene un olfato muy desarrollado con el cual puede descubrir la presencia de un bebe en el interior de las casas; una vez que adivina en donde está su pequeña víctima, el Tlahuelpuchi se mete a su cuarto y le chupa la sangre por el cuello.
Para proteger a los pequeños de los ataques de este monstruo se acostumbra embarrar ajo en el cuerpo de los bebes y protegerlos con medallones de plata en el cuello, o también poniendo cruces, espejos o tijeras abiertas en cruz cerca de la cuna.
El Tlahuelpuchi no se esconde, solo su aspecto monstruoso bajo semblanzas humanas; puede también asumir la forma de animales comunes come el perro, el gato, el pato, el cuervo, la hormiga y hasta la pulga. Cuando se transforma en animal, su cuerpo irradia una particular luz fosforescente, que revela su identidad. Y es propio gracias a esta señal que los cazadores de vampiros llegan a reconocer al Tlahuelpuchi y lo pueden matar. Un rito para identificarlo y eliminarlo es también el de quitarse un cabello, arrojarlo al suelo y clavarle un cuchillo; si hay un Tlahuelpuchi en el radio de diez metros, se quedara paralizado y podrá ser lapidado o agarrado a bastonazos, después de esto es necesario destruir todos sus órganos de los sentidos, arrancarle los ojos, cortarle los dedos, amputarle las orejas, la nariz, la lengua y los labios. Al final los asesinos de vampiros deberán limpiarse con una rama de cerezos.
En el pasado se registraron agresiones de supuestos Tlahuelpuchi después identificados, procesados y condenados con los cargos de sustracción de sangre con fines de brujería. Estos procesos disminuyeron drásticamente en el curso del siglo XIX y XX, la última condena de una mujer por este tipo de violación fue en 1973.